jueves, 24 de septiembre de 2009

grossen Verbrechers

La fascinación admirativa que ejerce en el pueblo la "figura del "gran" delincuente" (die Gestalt des "grossen" Verbrechers) se explica así: no es alguien que ha cometido tal o cual crimen por quien se experimentaría una secreta admiración; es alguien que, al desafiar la ley, pone al desnudo la violencia del orden jurídico mismo. Se podría explicar de la misma manera la fascinación que ejerce en Francia un abogado como Jacques Vergès, que defiende las causas más difíciles, las más insostenibles a los ojos de la mayoría, practicando lo que llama la "estrategia de la ruptura", es decir, la discusión radical del orden establecido de la ley, de la autoridad judicial, y finalmente de la legítima autoridad del Estado que hace comparecer a sus clientes ante la ley. Autoridad judicial ante la que en suma el acusado comparece sin comparecer, ante la que no comparece más que para dar testimonio (sin dar testimonio) de su oposición a la ley que le reclama que comparezca. Mediante la voz de su abogado, el acusado aspira al derecho de discutir el orden del derecho, a veces la identificación de las víctimas. Pero, ¿qué orden del derecho? ¿El orden del derecho en general o este orden del derecho instituido y puesto en obra ("enforced") por la fuerza de este Estado? ¿O el orden en tanto se confunde con el Estado en general?

/Jacques Derrida/Fuerza de Ley. El "fundamento místico de la autoridad"/

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