había una vez un número
puro y redondo como el sol
pero solo muy solo
comenzó a calcular consigo
se dividía se multiplicaba
se restaba se sumaba
y siempre quedaba solo
dejó de calcular consigo
y se encerró en su redonda
y soleada pureza
afuera quedaron ardientes
las huellas de sus cálculos
comenzaron a perseguirse en la oscuridad
a dividirse cuando se multiplican
a restarse cuando se sumaban
como sucede en la oscuridad
y no hubo quien le rogara
que detuviera las huellas
y las borrara
/Vasko Popa/bostezo sobre bostezos/
jueves, 10 de junio de 2010
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