viernes, 2 de abril de 2010

Don del Poema

¡Te traigo la criatura de una noche idumea!
Con el ala sangrante, negra, pálida, implume,
por el vidrio encendido de aromas y de oro
por las ventanas gélidas ¡ay! tristes todavía,
se lanzó el alba sobre la lámpara seráfica,
¡palmas! y en el momento de mostrar la reliquia
al padre que ensayaba la enemiga sonrisa,
la soledad estéril y azul se ha estremecido.
¡Oh nodriza con tu criatura y la inocencia
de vuestros pies transidos!, horrible nacimiento
acoge y, recordando con la voz viola y clave,
¿oprimirás el seno con el dedo marchito
donde la mujer fluye con albor sibilino
para anhelantes labios de aire del virgen cielo?

/Stephane Mallarmè/

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