lunes, 22 de febrero de 2010

ARGUMENTUM E SILENTIO

Para René Char

Colocada en la cadena
entre oro y olvido:
la noche.
Cogerla quisieron ambos,
a los dos les dió licencia.
Deposita,
ahora deposita tú también lo que quiere despuntar
junto a los días:
la palabra sobrevolada de estrellas,
la rociada de mar.
A cada uno la palabra,
a cada uno la palabra que lo cantó,
cuando la jauría le saltaba por la espalda —
a cada uno la palabra que lo cantó y quedó empedernida.
A ella, a la noche,
la sobrevolada de estrellas, la rociada de mar,
a ella la silenciada,
de la que no manó la sangre, cuando el venenoso diente
de las sílabas se clavó.
A ella la palabra silenciada.
En contra de las otras, que pronto,
que rodeadas obscenamente por oídos de desuello,
también escalan el tiempo y los tiempos,
da testimonio al final,
al final, cuando sólo repican las cadenas,
da testimonio de ella, que yace allí
entre oro y olvido,
ambos hermanados desde siempre —
¿Pues dónde
clarea, dime, si no es donde ella,
que en la región aluvial de sus lágrimas
le muestra a los soles que descienden
una y otra vez la cosecha?

/Paul Celan/de umbral en umbral/

viernes, 5 de febrero de 2010

Cualquier piedra que levantes

Cualquier piedra que levantes —
tú descubres
a aquellos que necesitan el abrigo de las piedras:
desnudos,
ya renuevan el entrevero.
Cualquier árbol que derribes —
tú construyes
el lecho sobre el cual
las almas se amontonan y amontonan,
como si no se raleara
también este
Evo.
Cualquier palabra que tú hables —
la debes
al destrozo.

/Paul Celan/de umbral en umbral/